jueves, septiembre 08, 2005

Pequeñas diablas...

Ni tan pequeñas, ni tan diablas (a veces) lo cierto es que decidimos darnos un día viernes en mitad de la semana.
Comenzamos nuestra agotadora jornada laboral, sentadas en un tronco tomando el sol y conversando, de cualquier cosa, total, nunca falta tema de conversación, por último podemos quejarnos de lo aburrido que es en aburrimiento en su forma mas pura y aburrida. En fin, por fin después de mucho descansar, adormiladas por un sol de medias tintas anunciante de la próxima estación, llega la hora de colación. Después de almuerzo una siesta, reponedora y necesaria y además grupal, el sueño de cualquier trabajador. Pero después de dormir y tipo 17:00, viene el hambre, once grupal, pancitos con palta, tomate y mayo con un cafecito para terminar de despertar. Luego la imprescindible sesión arregla el caracho, pinturas y estucos varios.
Hora de salida, y el infaltable carrete de día viernes (en realidad era miércoles pero ya que importa). Comenzamos en un cafecito piola cerca de la plaza Santa Ana, después un espectáculo de danza (gratis) en un teatro por ahí cerca. Pero después de ver la danza, hay que comentar la danza, así que fuimos a un restaurante bueno, bonito (y bonito no más porque era bien cara la cuestion) un amaretto sour, carpaccio, cigarrito...en fin... tengo sueño, una nueva amiga y muchas ganas de que otra vez sea viernes

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